Cuatro años, “keep calm”
El Global
De acuerdo con el artículo 113 de la Constitución, la destitución de un Presidente del Gobierno y el nombramiento de otro mediante una moción de censura requiere mayoría absoluta, es decir el voto favorable de al menos 176 diputados (la mitad más uno del total). A diferencia de lo que sucede en la investidura, en este caso no aplica la regla de la mayoría simple (más votos a favor que en contra), que es como se ha investido a Pedro Sánchez (167 síes, 165 noes y 18 abstenciones). ¿Por qué les explico esto? Para ilustrar que , salvo que la coalición entre PSOE y UP quiebre, o que se produzca algún otro hecho excepcional, Pedro Sánchez será Presidente del Gobierno durante 4 años. No cabe duda que PP, Vox y Ciudadanos ejercerán una oposición durísima; pero la aritmética parlamentaria es la que es; y no veo forma de que consigan reunir los 176 que necesitarían para que una moción de censura prosperase.
Con cuatro años por delante, uno puede dialogar y dedicar a los temas el tiempo que precisan, a preocuparse de los detalles. Pedro Sánchez, en su discurso de investidura, repitió algo que decía el acuerdo de coalición suscrito con UP: “es preciso reorientar las políticas relativas a la industria farmacéutica, priorizando la eficiencia y la transparencia en la fijación de precios”. Es una frase potente, bajo la cual se pueden proponer múltiples iniciativas. Al hacerlo, espero se tengan en cuenta otros mensajes del discurso, como el de la creación de un Plan de Desarrollo Industrial que mejore la competitividad y crear empleo de calidad; la lucha contra las deslocalizaciones industriales o el que señala que “una pieza esencial de la política productiva es el impulso a la ciencia y la inversión en I+D+i”. La industria farmacéutica es competitiva y genera empleo de calidad, y siendo muy positivo que aumente la inversión pública en I+D+i, también conviene velar porque la privada no disminuya. Tampoco hay que olvidar que en España buena parte de esta inversión privada, y del empleo de calidad se localiza en las PYMES.
Bienvenidas sean las medidas que se centren en los pacientes, que fomenten la competencia; que incidan en la responsabilidad social de las empresas y en el impacto que el desarrollo y fabricación de medicamentos tienen en el medio ambiente; pero sería bueno que no fuesen medidas contra nadie y que se legisle bien, con la tranquilidad que permite un proyecto a cuatro años. En España, el derecho farmacéutico, las reglas por las que se rigen el desarrollo, la fabricación y la comercialización de medicamentos, está falto de finura, lo cual genera inseguridad jurídica a varios niveles, perjudicando no sólo a las empresas sino también a los funcionarios encargados de aplicar las normas. La mejora de este conjunto de normas también debería ser un objetivo común.