Mejorar el acceso, una cuestión multidisciplinar

Jordi Faus

El Global

Para los que no consiguen desconectar del todo durante estas mini-vacaciones de Semana Santa, les habría recomendado la lectura de la Resolución del Parlamento Europeo, de 2 de marzo de 2017, sobre las opciones de la Unión para mejorar el acceso a los medicamentos. Su valor jurídico es más bien limitado; pero se trata de un documento potente, que se presta a diversas consideraciones.

De entrada, destaca por ilustrar la necesidad de abordar las cuestiones relativas a la política del medicamento desde planteamientos transversales con múltiples ramificaciones. Tras la lectura, uno tiene la sensación de que el medicamento es como una neurona que recibe estímulos desde ámbitos muy diversos. En la primera parte de su Resolución, el Parlamento expone que a los efectos de redactarla ha tenido en cuenta, ha visto, más de 30 fuentes de información. Incluso en el terreno jurídico, que sólo es uno de los que impactan en el núcleo de la neurona en cuestión, encontramos referencias a la normativa sobre precios y evaluación de tecnologías sanitarias, sobre propiedad industrial y patentes, sobre defensa de la competencia, sobre comercio internacional; sobre derechos fundamentales. Además de las cuestiones jurídicas, ya se imaginan, la Resolución se apoya en consideraciones políticas, éticas, sociales, económicas y científicas, todo un reto en una época donde los ilustrados en distintas disciplinas más bien escasean.

Estamos ante un entorno ciertamente complejo, en el cual se observan movimientos en varios frentes, avances a los que conviene estar atentos porque van a suponer cambios importantes en el sector farmacéutico europeo, con seguridad a medio plazo y puede que incluso antes de lo que uno piensa.

En este contexto, es especialmente importante que el Parlamento Europeo se felicite de que el Consejo, tras su reunión de 17 de junio de 2016, pida a la Comisión un análisis del impacto global de la propiedad intelectual en la innovación, así como en la accesibilidad a los medicamentos. Al hilo de esta idea, el Parlamento recuerda que, en una Europa afectada por la deslocalización industrial, el sector farmacéutico es un pilar industrial importante y un motor de la creación de empleo; y pide que se permita la producción de medicamentos genéricos y biosimilares en Europa con el fin de exportarlos a países sin patente. No está lejos el día en que la industria química y farmacéutica europea tenga que dejar de apoyarse en empresas de fuera de la Unión para poder llegar a los mercados regulados tan pronto como se lo permita la expiración de las patentes, algo que redundaría en beneficio de todos.

Tampoco está lejos el día en que los pagadores pierdan interés en comprar medicamentos y estén atentos a las propuestas de soluciones integrales en salud; el día en que las soluciones relacionadas con la sanidad electrónica y móvil destaquen si consiguen ofrecer nuevos modelos de atención sanitaria seguros y fiables; ni por supuesto el día en que se armonicen criterios transparentes en materia de evaluación de tecnologías sanitarias y en que la sostenibilidad de los sistemas sanitarios se apoye en la colaboración voluntaria entre ellos en busca de eficiencias en las compras. También veremos, más pronto que tarde, avances en los derechos de los pacientes en la asistencia sanitaria transfronteriza dentro de la Unión Europea, medidas para garantizar reembolso de los costes de asistencia sanitaria transfronteriza, incluido el reembolso de los medicamentos. En fin, espero que hayan podido desconectar, que vienen curvas.

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