24 de 370, el diablo y los detalles

Jordi Faus

El Global

A la hora de escribir estas líneas es difícil predecir si en las próximas semanas Pedro Sánchez será investido como presidente del Gobierno de España. Tanto si ello sucede como si no, me ha gustado leer las 24 propuestas del documento “Propuesta abierta para un programa común progresista” en materia de derecho a la salud y asistencia sanitaria, y creo que algunos de sus contenidos merecen un comentario.

En primer lugar, destaco que estas 24 propuestas (de la 145 a la 168, en el apartado 2.2.4.1) son el 6,5 por ciento de las 370 que contiene el documento. No sé si es casualidad o no, pero la propuesta 150 se refiere a incrementar los recursos destinados al SNS pasando del actual 6 por ciento del PIB en sanidad al 7 por ciento en 2023. La Sanidad es pues un elemento importante en el documento, acorde con el peso que se quiere que tenga la inversión en servicios públicos.

En segundo lugar, me parece importante señalar que el contenido revela la importancia del Ministerio de Sanidad. La sociedad española, pienso, está muy lejos de considerarlo como uno de segunda división, y muchas de cuestiones que aborda del documento, desde el acceso universal (propuesta 145), la participación de los pacientes en la financiación mediante copagos (propuesta 147), hasta la lucha contra los movimientos anti-vacunas (propuesta 167) son cuestiones de gran calado político, con las que se puede estar de acuerdo o no, pero cuyo desarrollo precisa en cualquier caso de instituciones fuertes capaces de liderarlas. Todo ello, es compatible con la idea de descentralizar la sanidad y acercarla a los ciudadanos (tanto pacientes como profesionales con los modelos de gestión más adecuados.

Se puede estar de acuerdo o no con lo que propone el PSOE, pero el documento me parece sólido en sus aspectos macro. Es cuando descendemos algún escalón que me surgen algunos interrogantes. Ya saben, como dicen los anglosajones, el diablo está en los detalles. La propuesta 166 es un ejemplo. Se dice que se impulsará “la investigación pública y la fabricación propia de los nuevos medicamentos CAR-T contra el cáncer en el ámbito del Sistema Nacional de Salud”. Favorecer la investigación pública es positivo. Impulsar la fabricación propia de los CAR-T es algo más delicado que exige finura, y carece de sentido estimular una falsa competencia entre productos de fabricación industrial que han obtenido una autorización de comercialización y productos a medida destinados a un solo paciente. Al abordar el reto de la sostenibilidad es imprescindible no desincentivar, generando inseguridad, a quienes asumen el reto que supone el desarrollo de terapias avanzadas. ¿Han oído aquello de que lo único peor que el turismo es no tenerlo? Pues aquí pasa un poco lo mismo. Peor que el reto de la sostenibilidad sería volver a épocas donde no disponíamos de terapias avanzadas.

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