Cáncer de próstata, incertidumbre y riesgo compartido
EL GLOBAL
Hace unos días, la prensa británica se hizo eco del resultado de un estudio avalado por el NHS del cual resultaría que los tratamientos más agresivos contra los tumores prostáticos (cirugía o radioterapia) no reportan beneficios significativos en términos de supervivencia. Por contra, como es sabido son tratamientos con importantes efectos adversos.
No tengo la capacidad necesaria para valorar el estudio, ni mucho menos, pero la noticia invita a un comentario en relación con la gestión de la incertidumbre, esa que los pagadores de tratamientos farmacológicos desean reducir al máximo antes de aceptar hacerse cargo del coste del producto, pero que no podemos aspirar a eliminar. En el futuro, los varones a los que se detecte un tumor prostático seguirán teniendo que decidir individualmente, en base a la información que reciban del médico, qué tratamiento seguir, y a pesar de lo que digan los estudios, deberán convivir con un cierto grado de incertidumbre.
Con los esquemas de pago por resultados o de riesgo compartido sucede algo similar. El pagador puede tener interés en gestionar la incertidumbre del modo que le resulta más adecuado considerando su posición, pero no va a poder eliminarla; y debe necesariamente aceptar un cierto grado de inseguridad. Al proveedor que ofrece el medicamento al sistema le sucede exactamente lo mismo, de hecho no hace más que gestionar incertidumbres desde el día en que un equipo de científicos se presenta ante el Consejo de Administración o la Junta de Accionistas a pedir que aprueben una inversión, normalmente muy sustancial, para iniciar los estudios que años después permitirán a la empresa acudir al despacho del pagador para negociar el acuerdo de riesgo compartido correspondiente.
Puede que una de las diferencias entre pagadores y empresas sea precisamente el grado de exposición al riesgo que han tenido las personas que las integran a lo largo de sus carreras profesionales. En nuestro entorno tenemos la suerte de contar con profesionales con la capacidad intelectual y la amplitud de miras necesaria para abordar estos asuntos. Les cuento. Esta semana se celebra en Washington, la capital de Estados Unidos, el Congreso Anual de la IBA, una asociación mundial de abogados. En el marco de este evento, el Comité de Healthcare and Life Sciences Law, organiza una sesión titulada “Providing and paying for healthcare: public, private or something in between?, Obamacare and beyond”, cuyo objetivo es debatir acerca del modo en qué distintos sistemas abordan el reto de asegurar que los ciudadanos tienen acceso a los tratamientos que precisan para prevenir o curar enfermedades, manteniendo un alto nivel de calidad y a la vez velando por su sostenibilidad económica.
El debate promete porque las preguntas que se han planteado a los ponentes no son sencillas: ¿Qué prestaciones deberían cubrirse y para qué situaciones? ¿A qué coste? ¿Quién debería pagar? ¿Quién debería prestar el servicio? El hecho de que la sesión se celebre en Washington, cuando Obama está a punto de cumplir sus 8 años de mandato, añade atractivo al tema. En la sesión participará como ponente Antoni Gilabert,Gerente de Farmacia y del Medicamento en el Servei Català de la Salut, lo cual es un motivo de especial satisfacción, una muestra de que en nuestro entorno más próximo contamos con capacidades y experiencia suficiente como para abordar, con esperanzas razonables de éxito, los retos que se plantean en relación con la financiación de los nuevos tratamientos farmacológicos en los próximos años.