Compra pública innovadora
El Global
La compra pública innovadora está cogiendo fuerza entre las distintas administraciones públicas sanitarias como medio para contratar la gestión de servicios de la salud. A modo de ejemplo, Cataluña ha destinado 30 millones para financiar proyectos innovadores de salud con los que dar soluciones a los nuevos retos de gestión sanitaria que plantean los cambios demográficos en el territorio. Con esta iniciativa el Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) persigue garantizar el acceso equitativo e igualitario de todos los ciudadanos para lo que es necesario promover la contratación de soluciones innovadoras, distintas a las que actualmente ofrece el mercado, y compatibles con un sistema sanitario sostenible.
Para aquéllos que desconocen en qué consiste la compra pública innovadora me permito dar unas breves pinceladas. El objetivo que persigue la compra pública innovadora es contratar soluciones que no se encuentran disponibles en el mercado para satisfacer unas concretas necesidades del órgano de contratación. La ausencia de soluciones disponibles en el mercado se traduce en dos características que definen la esencia de la compra pública innovadora: la primera, la necesidad de realizar actividades de I+D respecto de los servicios y/o los productos innovadores para su posterior adquisición por la Administración; la segunda, la necesaria colaboración entre el órgano de contratación y los licitadores que hayan presentado sus proyectos de investigación e innovación con el objetivo de desarrollar la solución innovadora que se persigue.
No quisiera dejar de señalar que en el proceso de negociación para el desarrollo del proyecto presentado todos los licitadores reciben la misma información y que la administración contratante tiene la obligación de mantener confidenciales los proyectos presentados por los licitadores y sus posteriores desarrollos durante la tramitación del procedimiento de contratación.
La apuesta por la innovación como vía para explorar, definir y concretar nuevas soluciones con las que resolver nuevas necesidades en el contexto de la prestación farmacéutico-sanitaria es francamente una buena noticia, pero no me gustaría estar escribiendo en unos meses una nueva columna en la que lamentablemente estuviera explicando que la compra pública innovadora tan solo persigue desarrollar modelos “innovadores“ de compra con el único objetivo de reducir los costes de la administración pública contratante. Comprar más barato no tiene nada de innovador y es un objetivo que existe desde que existe el comercio.