Los retos de la Salud Digital
El Global
Hace pocos días hemos conocido que un grupo de expertos, constituido en el seno de la Fundación Instituto para la Mejora de la Asistencia Sanitaria (Fundación IMAS), han elaborado un decálogo de medidas para acometer de forma óptima la transformación digital del sistema sanitario español. En mi opinión, es una iniciativa que considero relevante, por diversos motivos.
En primer lugar, por la visión multidisciplinar de los autores de la propuesta, todos ellos con implicación directa en el ámbito de la salud: han participado los profesionales sanitarios, representados por diversas sociedades científicas, entre otras la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), la más grande de España y que agrupa a su vez a 17 sociedades federadas y cuenta con 20.000 socios; pero también los pacientes, a través de Plataforma de Organizaciones de Pacientes, entidad que agrupa a nada menos que 1.400 asociaciones de pacientes y 29 organizaciones estatales; e incluso Fenin, y expertos independientes del ámbito sanitario y empresarial.
En segundo lugar, por la actualidad de la cuestión: la digitalización en salud. Conviene recordar que una parte sustancial de los fondos del Plan Europeo de Recuperación que está recibiendo España están destinados a la digitalización, y es esencial que se empleen de forma adecuada, también si se emplean para digitalizar el sistema sanitario español. No debe gastarse más sino mejor. Pero para esto seguramente habrá que resolver antes algunos problemas organizativos y de gestión del SNS. La digitalización ha de ser el medio, no el fin, para mejorar la calidad, sostenibilidad y solvencia del sistema. De lo contrario, creo que tendremos los mismos problemas, pero “digitalizados”.
En tercer lugar, porque no debe perderse de vista que, tal y como apuntan los autores de la iniciativa, la digitalización del sistema sanitario debe estar al servicio de un “cuádruple objetivo”: (1) mejorar los niveles de salud y calidad de vida, (2) la experiencia del paciente, (3) la experiencia del profesional, y (4) aumentar la eficiencia del sistema en la utilización de los recursos. En definitiva, como se indica en la propuesta, “se debe implantar la cultura de medir resultados en salud orientados hacia la población”. Y para el cumplimiento de estos fines es clave la recogida de datos basados en la evidencia, a través de los estudios observacionales, los llamados estudios de Real World Data (RWD) y los programas de apoyo a pacientes, y también los estudios de investigación de mercado, como método para conocer y mejorar la experiencia de los profesionales sanitarios. Sin duda la digitalización y las nuevas tecnologías pueden ayudar mucho en todos estos ámbitos, sin descuidar aspectos clave como la protección de datos personales o la ciberseguridad.
Ya es hora de que llegado el año 21 del siglo 21 se involucre de verdad a pacientes, profesionales sanitarios y demás agentes del sector para afrontar con calidad, seguridad y eficacia todos estos retos que nos plantea la transformación digital del sistema sanitario español.