Conocerse siempre ayuda
El Global
Les voy a pedir que esta semana acepten que me refiera al equipo de Faus & Moliner para ilustrar el mensaje que me gustaría trasladar. El martes pasado se hizo público que habíamos sido galardonados con el Premio Expansión como Mejor Despacho de Abogados en la categoría Ciencias de la Salud. Tras la lógica satisfacción por el reconocimiento, y estando muy orgulloso de nuestro equipo, me ha dado por pensar en por qué un despacho como el nuestro, con 12 abogados, ha logrado situarse en la primera línea junto a organizaciones más potentes. La respuesta creo que no está sólo en la especialización en esto que llamamos derecho farmacéutico. Sí, especializarse está bien, es imprescindible para que una empresa boutique pueda competir en el entorno global. En nuestro caso, creo que a la especialización hemos conseguido unir una visión amplia, transversal, humanista en cierto modo, de la actividad que hacen las empresas y entidades que nos confían sus asuntos. Haber estudiado las directivas europeas, las leyes, los reglamentos y la jurisprudencia es sin duda la base; pero tal vez lo que más nos singulariza es nuestro conocimiento del entorno social, económico, político y ético en que se mueven los agentes del sector. Pensando en todo ello, me congratulo de que esta visión amplia de los temas, que permite dar un mejor servicio, más eficiente, está cada vez más presente en muchas de las actuaciones de la administración en el entorno del medicamento. Un ejemplo lo encontramos en el ámbito de las nuevas terapias celulares, donde confluyen diversos interrogantes, dudas sobre cuestiones muy complejas sobre la gestión de los tratamientos o con su impacto en la sostenibilidad. El interés de la administración en facilitar el acceso a las mismas está fuera de toda duda. Las decisiones sobre inclusión de los medicamentos de terapia celular en la prestación farmacéutica se han adoptado en plazos muy razonables; y la calidad del trabajo que se ha llevado a cabo en relación con el Plan de abordaje de las terapias avanzadas es destacable. No obstante, quedan algunas mochilas de las que convendría liberarse. La participación activa de la industria en la definición de estas cuestiones es una de ellas. Se mire como se mire, si existen innovaciones farmacológicas de tan alto nivel es también gracias a la industria. La administración y la industria deberían hacer un esfuerzo por conocerse mejor. Una aproximación abierta a las inquietudes de ambas partes, el análisis crítico de las posiciones propias, y una cierta generosidad respecto de las ajenas permitirá generar ese clima de confianza que facilitará el diálogo, y reportará ventajas a los pacientes. A nosotros, conocer y ponderar los intereses de cada parte nos ha ido bien, seguro que a otros que operan en el sector les puede ser muy útil.