Europa pone cerco al greenwashing

Anna Gerboles

El Global

El pasado 17 de junio el Consejo de la UE publicó su posición respecto a la propuesta de Directiva 2023/0085(COD) sobre Green Claims, presentada por la Comisión en marzo de 2023. Esta Directiva no debe confundirse con la Directiva de medidas para la transacción ecológica, recientemente aprobada, y que modifica la Directiva sobre prácticas comerciales desleales y la Directiva sobre derechos de los consumidores. Ambas Directivas conformarán el paquete de medidas legislativas puestas en marcha por Europa para dar respuesta a la preocupación de la sociedad por el cuidado y la protección del medio ambiente en la compra de bienes de consumo y servicios.

Fruto precisamente de esta preocupación, las características ecológicas y medioambientales de los productos y servicios se han convertido en uno de los principales argumentos comerciales para atraer clientes, también en el sector salud. Lo vemos en claims como la cosmética sostenible o biodegradable, o los complementos alimenticios sin pesticidas.

Es el contexto de este creciente uso de eslóganes sobre la sostenibilidad y el medio ambiente que nace la Directiva sobre Green Claims. Como ejes principales de esta Directiva, todavía pendiente de aprobación, tenemos la prohibición de alegaciones vagas, poco concretas o vacías de contenido tales como “ayuda al medio ambiente”, “respetuoso con el medio ambiente” o “eco”, “verde”, “amigo de la naturaleza”. Asimismo, se incorpora la exigencia de que las compañías validen cualquier alegación medioambiental por parte de un tercero independiente, garantizando así el sustento científico de estas alegaciones.

La posición del Consejo viene a refrendar el texto propuesto por la Comisión, si bien el Consejo incorpora un procedimiento simplificado de verificación de alegaciones medioambientales, en el que no se exige la intervención de terceros para aquellas empresas que demuestren el cumplimiento de las normas medioambientales, todavía pendiente de desarrollar por la Comisión. El Consejo también incorpora nuevas restricciones al uso de alegaciones relacionadas con la reducción de la huella de carbono.

Esta propuesta de Directiva es una muestra más del creciente papel que están jugando las normas sectoriales sobre medioambiente en la puesta en el mercado de bienes y servicios. Pensemos, por ejemplo, en cuestiones como la responsabilidad ampliada del productor, la gestión de residuos, las auditorías medioambientales, o las normas ESG, por citar sólo algunas.

Con todo, parece que la orientación general del Consejo sobre la Directiva sobre Green Claims sigue su curso y será una buena base para las negociaciones posteriores con el Parlamento y la aprobación definitiva. Así, esta Directiva, que modificará con toda seguridad la normativa sobre etiquetado y publicidad, dará respuesta a un claro y creciente problema: el del uso de las preocupaciones de los consumidores sobre el medio ambiente y el cambio climático para posicionar los productos. Europa lo tiene claro; hay que acabar con el greenwashing o blanqueo ecológico para fomentar un cuidado real y responsable del medio ambiente. Habrá que estar atentos a cómo se concreta esta normativa y, sobre todo, cómo se implementa.

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